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viernes, 24 de septiembre de 2010

LA SENCILLEZ DE LO TRADICIONAL

¿Os imagináis a vuestra abuela cocinando un Brownie o una tarta de mousse de queso al aroma de frutos del bosque? Pues la verdad, yo no.
No quiero decir que los brownies no estén deliciosos, ni que las tartas de queso sean malas. Todo lo contrario ¿que voy a decir yo que soy adicta al chocolate y una apasionada de los lácteos en todas sus formas? Lo que quiero decir que a veces nos afanamos en elaborar postres "supermodernos" o recetas de otros países y culturas, y nos olvidamos de nuestros postres tradicionales. ¡Que ricas las natillas de nuestras madres! ¿y el arroz con leche? Uhmm! se me hace agua la boca solo de pensarlo.
Hoy he querido reivindicar la sencillez de los postres caseros que todos hemos saboreado en nuestra niñez. Por eso esta vez me he decantado por un simple, pero estupendo flan de huevo.
El flan solo tiene ventajas: Se hace en un pis pas, es super-nutritivo, (ya ves leche y huevo, pura proteina y pura energia), y a los niños les encanta. Además si lo acompañas de un poco de nata montada queda de los mas lucido.
En fin todo ventajas.
Casi resulta obvia la receta del flan, pero por si todavía queda alguien que no sepa hacerlo yo lo hago así:

INGREDIENTES:
150 Azúcar
1/2 litro de leche
5 huevo
Azúcar para caramelizar el molde  (si no te quieres complicar puedes utilizar el caramelo líquido de botella)
MODO DE HACERLO:
Se baten los huevos con la leche y el azúcar, se vierte la mezcla en el molde caramelizado y se mete al horno 180º a baño maría hasta que al pincharlo salga pincho seco.
Se puede tomar tal cual, pero a mi me encanta adornarlo con un poco de nata montada, unos barquillos y unas virutas de chocolate, no se, parece que queda mas elegante.
Un consejo de abuela, en el agua del baño maría dejar flotar las cascaras de los huevos, (no todas, 3 o 4 mitades), así se evitará que el agua pueda hervir y salpique el postre.

domingo, 19 de septiembre de 2010

ACEITES AROMATICOS

¿Os acordáis de mis plantitas aromáticas? Deciros que todavía sobreviven, solo ha sucumbido por mis cuidados el Romero, en fin tendremos que esperar a la próxima primavera a ver si decide rebrotar o si tendremos que seguir invirtiendo en la compra de plantas.

Esta vez los aromas nos vienen del aceite. No quiero entrar en  política, ni lo voy a hacer, aunque tengo la impresión que en en este país nuestro, debido a esos 50 años que pasamos medio aislados del mundo y de su desarrollo, han hecho mella en nosotros. Creo que hay un complejo colectivo de cara a otras nacionalidades. Los españoles somos únicos sacándonos defectos y comparándonos con nuestro vecinos europeos. En cualquier reunión siempre hay alguien que dice, "en Alemania tal cosa funciona mejor" o "los Noruegos tienen  un  nivel de vida que ya quisieramos....", y frases del estilo que dejan traslucir que nos sentimos menos ante estos países "tan avanzados" y a veces no sabemos apreciar lo bueno que tenemos. Y algo tendremos cuando un gran número de jubilados europeos vienen a pasar sus años dorados en nuestra Piel de Toro. En fin, que tenemos nuestras cosas malas pero también muchas cosas buenas. Y la mejor de todas, el Aceite. Si, si, en Noruega tendrán muchos dineros, pero se los tienen que gastar en nuestro "Oro líquido" si quieren algo de calidad.


Se puede aromatizar el aceite con casi todo aquello que se os ocurra: Romero, Tomillo, albahaca....., y eso dará un toque especial a las ensaladas o en una simple tostada de pan.

Simplemente hay que introducir la hierba en cuestión en una botellita con aceite y dejarlo macerar en un lugar oscuro y fresco al menos una o dos semanas, y voilà el aceite adquiere un regusto de fondo que le da un no se qué especial.
En algunas páginas de internet he visto recetas en las que calientan el aceite, yo sinceramente lo he hecho siempre en aceite crudo. Es cuestión de un poco de paciencia y de maceración el que el aceite adquiera los sabores que se quieren. 
Yo esta vez me he decantado por darle un toque picante. Unas guindillas picaditas y alguna entera me han aportado un aceite espectacular. Unas gotitas en la ensalada la convierten de algo insulso a uhm, una maravilla.
Una recomendacíón si usais un aceite aromático, combinadlo con aceite sin aromatizar, si usais solamente el que tiene el aroma quedará demasiado fuerte, y en el caso de este con guindilla, ni os cuento, se os saldrán los ojos.
Animaos a probarlo, le daréis vidilla a los platos de todos los días. Eso sí, siempre con buen Aceite de Oliva Virgen.

domingo, 12 de septiembre de 2010

MERENGUES Y MAS MERENGUES

¿Cuántos huevos habré cascado intentando hacer unos merengues decentes?. No os lo podéis ni imaginar. Parece sencillo, montas las claras a punto de nieve añades azúcar a gusto y ya... ja!, a quien me diga eso le reto yo a ver cuanto aguantan sin venirse a bajo. 
En mi tozudez, y porque el merengue es quizá de las cosas que mas me gusten en esta vida. Me puse a investigar en internet y... cuanta era mi ignorancia que resulta que hay varios tipos de merengues, que tienen en común la proporción de azúcar y claras, pero que en su elaboración son distintos.
A saber: 

Merengue francés, Es el merengue que se montan las claras de huevo hasta punto de nieve, luego se añade azúcar (mejor glass), y se continúa batiendo hasta lograr el volumen deseado. Es el más inestable de los merengues . Añadiendo una pizca de cremor tártaro aguantan algo más pero tampoco una gloria, sirven solo para su consumo inmediato.
Merengue Suizo: Es el merengue realizado batiendo  las claras, pero ha de hacerse en un bol a baño maria ,  aunque un poco más engorrosa su preparación.Merengue Italiano: Las claras de huevo, son batidas ahasta el máximo de su volumen, con un toque del azúcar a emplear, luego se le adiciona en forma de hilo un almibar a punto de bola  la mezcla se debe batir hasta que enfríe. Es el merengue más estable y se utiliza para postres fríos y soufflés.
Japonaise: es un tipo de merengue al que se le añaden almendras, o pistachos  se usa para hacer discos que forman pisos de tartas o pasteles.

En fin después de estas someras explicaciones deciros que yo me resistía hacer otra cosa que lo de motar las claras y añadir el azucar al estilo del francés, añadiendo distintas cosas según la recomendación de el recomendador de turno. Que si unas gotas de limón  se me bajaba, que si bicarbonato, se me bajaba también, que si yo que se qué el caso es que todas las semanas le plantaba a la familia unos merengues fofos y mocosos. Gracias que mi tía Mocha que es "niña de la guerra" y se lo come todo les dio  avío a todas las versiones  fofas.
Bueno ya sabéis que importantes son las vivencias de nuestra infancia, y yo una que tenía era la de comerme los merengues que mi madre me compraba en la pastelería de al lado de casa. Los presentaban en moldes de madalenas, cremosos por dentro pero con una fina costrita por fuera, y yo quería rememorar ese recuerdo y traspasárselo a mi hijo. Total que a seguir investigando, pero resistiéndome a la evidencia de que con el merengue francés no íbamos bien.
Ni os imagináis lo que cuesta investigar sobre merengues en internet, porque claro, te aparecen montones de páginas sobre  el baile. Pero..., se me podrá acusar de cualquier cosa pero de no ser concienzuda y tozuda, no. Hasta que un bendito día aterrice en el blog de Diwrgy cocinitas y ¡allí estaba! La foto de  mis deseados merengues en su moldecito y me rendí a la evidencia, había que probar el merengue italiano. Y que deciros UN EXITO. 
Iago "repasando" los restos
Es un merengue un poco mas trabajoso, pero es espectacular. La proporción es de 175 grs de azucar y 50 grs de agua por clara de huevo. Se hace un almíbar a punto de bola con el azucar y el agua y se va añadiendo despacito despacito a las claras a punto de nieve con un hilito finito sin dejar de batir para incorporar el almibar.
Después a los moldes y un golpe de horno fuerte (un minuto  o minuto y medio) para que coja la costrita y a disfrutar. Es tan estable que dura días sin bajarse, aunque están tan buenos que nunca les hemos dado tiempo a que se bajen . 
Yo está última vez algunos en lugar de hacerlos en moldes de papel los hice sobre unas "galletas" de hojaldre que previamente había cocido.   También le añadí una virutas de chocolate .
Y claro Iago me ayudó a limpiar los cacharos como veis en la foto.



lunes, 6 de septiembre de 2010

EL QUE GUARDA SIEMPRE TIENE

Sello de 1982 con los personajes de
la fábula de La Fontaine
Os acordáis de la fábula de "La Cigarra y la Hormiga". Si, aquella en el que la cigarra cantaba y disfrutaba durante todo el verano mientras que la pobre hormiga se afanaba en prepararse para los duros meses del frío invierno.
Pues yo este sábado me he dedicado a ejercer de hormiguita. 

Dicen que el mejor negocio es aquel en el que inviertes poco pero del que logras grandes beneficios. Bueno, yo desde que vivo en el rural, creo que hago un negocio con unos de mis vecinos, digno del mejor Roquefeler. Yo le suministro regularmente de pan duro para sus animalillos domésticos, de las botellas de vino (vacías) para reutilizarlas después de cada vendimia y del césped cortado que le sirve de "camita" para sus cabras; y a cambio me beneficio de un amplio surtido de fruta y hortalizas de temporada. Desde patatas hasta melocotones..... En fin el caso es que la ventaja del campo es el de poder disfrutar de un surtido de verduras frescas y de cultivo orgánico, pero el defecto es que cuando hay, hay mucho, y luego ya no hay, así que siempre que se pueda hay que intentar guardar en la época de abundancia para los meses de escasez, tal y como nos enseño la laboriosa hormiguita.

Total, que yo este sábado me he pasado mis buenas horas picando pimientos  (de todos los colores) y cebollita, repartiéndolos en bolsas y congelándolos para mis sofritos invernales. No os imagiáis la llorera que me entró, con tanta cebolla picada, ni se podía entrar en la cocina sin que se te cayeran las lágrimas.
Todos están ya bien rotuladitos con su fecha y su contenido, y al congelador. 
Las hortalizas, cuando se congelan, no pueden descongelarse (se quedan meladas), hay que echarlas al aceite caliente congeladas, por eso las guardo lo mas aplastaditas posible, sin que se hagan una pelota. Así el calor del aceite hace que la verdurita se descogele por un igual, Si se hecha apelotonada, lo de fuera se queda tostadito y al interior de la pelota congelada no ha llegado todavía el calor. Además se guarda mucho mejor en el congelador.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

COOKIES DE CHOCOLATE


Se acabaron las, siempre cortas, vacaciones. Ayer, como despedida de mis largas horas de descanso vacacional encerrada en mi cocina, hice una cookies para llevar un mimo a mis comis en el retorno a la vida diaria. Pero, a que no sabeis:
 Las  famosas cookies con chispas de chocolate, tan tradicionales en la gastronomía norteamericana, fueron inventadas por casualidad, en el año 1933 por Ruth Graves Wakefield.
Ruth y su marido tenían un hostal-restaurante en Massachusetts. El alberte tuvo un gran éxito, no solo debido a la comida casera, sino a la costumbre de dar a los comensales una ración entera de uno de los platos para llevar a casa y una porción de sus galletas para el postre. Todo un detalle, ¿no creeis?
Las galletas de mantequilla de Ruth no eran su especialidad, pero sí constituían un buen complemento de sus comidas. Para elaborarlas, seguía una antigua receta de la época colonial. En una ocasión, Ruth, que había olvidado comprar ciertos ingredientes básicos de sus galletas (chocolate en polvo y frutos secos), decidió sustituirlos por pedacitos de chocolate, cortados de una barra de chocolate Nestlé semidulce. Ruth creía que los trocitos se derretirían pero se llevó la sorpresa de que conservaron su forma y le dieron a la galleta una textura más cremosa.
Sus cookies de chocolate se hicieron muy populares sobre todo desde que su receta se publicase en un periódico de Boston. Pero la fama de esta galleta llegó a extenderse mucho más cuando Ruth escribió un libro de cocina, Toll House Tried and True Recipes, publicado en 1936 por M. Barrows & Company de Nueva York.
Bueno después de la lección de historia gastronómica, esta es mi receta, no se se si es exactamente la de la señora Wakefield, pero estaban ricas y como solemos decir por aquí "se dejaron comer".

INGREDIENTES
azucar moreno (150g)
azucar (150g)
Mantequilla (125g)
2 Huevos
Vainilla (una cucharada)
Harina (340 g)
bicarbonato (cuchara de café) o de royal
(150g) de chocolate en pepitas o una tableta troceadita en pedacitos
Nueces al gusto (opcional) u algún otro fruto seco
COMO
Pon los azucares y la mantequilla en un bol, batir hasta que este cremoso. Pon los huevos y mezcla
Añade la  harina, vainilla, y bicarbonato ( y un poco de sal si la mantequilla es sin sal). Mezcla todo bien. Añade el chocolate y nueces y mezcla  hasta que esten bien incorporados.
     Precalienta el horno a 180 (arriba y abajo). Forma bolas (tamano trufas) y pon en una bandeja de horno limpio (no deberian pegar con la mantequilla) que tenga silpat, teflon (algo que evita que peguen). Pon la cantidad que pueden para que haya un espacio de unos 5 cm entre ellos (si no se unen). Pon en medio del horno unos 8-10 min. Hay que vigilarlas para que no secocinen demasiados. Sacalas en el momento que se empiecen a dorar si las quieres blandas. Aunque parecen muy blandas asi cuando se enfrian quedan mas duras. Si se prefieren mas crujentes deja que se doren mas, a mi personalmente me gustan más tostaditas