¿Os imagináis a vuestra abuela cocinando un Brownie o una tarta de mousse de queso al aroma de frutos del bosque? Pues la verdad, yo no.
No quiero decir que los brownies no estén deliciosos, ni que las tartas de queso sean malas. Todo lo contrario ¿que voy a decir yo que soy adicta al chocolate y una apasionada de los lácteos en todas sus formas? Lo que quiero decir que a veces nos afanamos en elaborar postres "supermodernos" o recetas de otros países y culturas, y nos olvidamos de nuestros postres tradicionales. ¡Que ricas las natillas de nuestras madres! ¿y el arroz con leche? Uhmm! se me hace agua la boca solo de pensarlo.
Hoy he querido reivindicar la sencillez de los postres caseros que todos hemos saboreado en nuestra niñez. Por eso esta vez me he decantado por un simple, pero estupendo flan de huevo.
El flan solo tiene ventajas: Se hace en un pis pas, es super-nutritivo, (ya ves leche y huevo, pura proteina y pura energia), y a los niños les encanta. Además si lo acompañas de un poco de nata montada queda de los mas lucido.
En fin todo ventajas.
Casi resulta obvia la receta del flan, pero por si todavía queda alguien que no sepa hacerlo yo lo hago así:
INGREDIENTES:
150 Azúcar
1/2 litro de leche
5 huevo
Azúcar para caramelizar el molde (si no te quieres complicar puedes utilizar el caramelo líquido de botella)
MODO DE HACERLO:
Se baten los huevos con la leche y el azúcar, se vierte la mezcla en el molde caramelizado y se mete al horno 180º a baño maría hasta que al pincharlo salga pincho seco.
Se puede tomar tal cual, pero a mi me encanta adornarlo con un poco de nata montada, unos barquillos y unas virutas de chocolate, no se, parece que queda mas elegante.
Un consejo de abuela, en el agua del baño maría dejar flotar las cascaras de los huevos, (no todas, 3 o 4 mitades), así se evitará que el agua pueda hervir y salpique el postre.